El proyecto parte de la intención del dueño de adecuar un apartamento de 160 m², localizado sobre los cerros orientales de la ciudad de Bogotá. El apartamento, de mediados de siglo pasado, es el resultado de numerosas intervenciones a partir de las cuales pasó de ser una continuación de espacios cerrados a un espacio principal, libre de muros y barreras. Una cocina abierta totalmente reformada e integrada visualmente con la sala y el comedor, y unas áreas privadas abiertas, en donde los únicos espacios cerrados, las habitaciones, denotaban una ausencia de cohesión y una ausencia de orden y proporción en los espacios.

El objetivo principal fue hacer una intervención moderna que incorporara la arquitectura preexistente, fruto de las reformas previas y vinculada de manera armónica con la nueva propuesta.  Dado que cada espacio del apartamento se sentía disgregado y ajeno a los demás, se propuso un eje modulador mediante el cual todos los espacios se articularan y conformaran una unidad. La idea fue que, mediante un solo elemento, cada espacio encontrara su razón de ser vinculada a una sola idea arquitectónica. Para eso, se utilizó el muro principal como elemento integrador, dándole una materialidad específica y continua, que amarrara cada uno de los espacios que atravesaba. De esta manera, cada espacio era distinto, pero estaba unificado mediante la columna vertebral propuesta mediante el muro y su materialidad. Sobre este, se desplegaron una serie de elementos (mobiliario) que completaron las necesidades propias de cada espacio.

Para el cuarto principal, se realizó una propuesta basada, exclusivamente, en el mobiliario que envolviera tanto el baño como las áreas de descanso. De la misma manera en que el muro coció de manera análoga los espacios del área social, un mueble piso techo lineal atraviesa el espacio de lado a lado, amarrando la cama, los lavabos y, finalmente, ingresando al área del baño sin perder continuidad. El concepto del muro ratifica la idea de unificar mediante un solo elemento.

En resumen, se intervinieron los tres baños, las dos habitaciones, el estudio, la sala, el comedor, y se readecuaron las instalaciones de la cocina. La búsqueda fue siempre la de respetar la memoria de lo existente mediante una arquitectura, convirtiendo la intervención en una suerte de collage, en donde cada parte encontrara sentido.